Sue Burgess, una mujer del condado de Hernando (Florida, EE.UU.) estuvo a punto de perder su premio de 1.000 dólares porque su boleto ganador desapareció tras enviarlo por correo a la oficina de la lotería.
Cuando medios locales reportaron la historia de la ganadora, la lotería encontró el boleto en su correo, a seis semanas de ser enviado.
Burgess ganó la segunda chance de la lotería estatal el 29 de julio, y bajo las condiciones del juego tenía que entregar el tiquete a los oficiales de Florida Lottery en el plazo de una semana. Como las oficinas de la organización estaban cerradas por la pandemia, la estadounidense optó por enviarlo vía correo certificado.
Sin embargo, desde la lotería le notificaron que perdería su premio porque el sobre nunca llegó.
Los participantes se registran al juego con su nombre y sus datos de contacto, por lo cual en Florida Lottery sabían que la mujer había ganado. No obstante, los oficiales le dijeron: «Si no hay boleto, no hay premio», recuerda Burgess.
La información de rastreo en línea de los envíos mostraba que el sobre de la mujer aún estaba en la oficina del correo.
Fue entonces que la ganadora decidió contactar a un programa de la televisión local para que le ayuden a investigar la situación. Un día después del estreno de su historia, Florida Lottery contactó a Burgess, informando que su boleto había sido encontrado en el correo de la oficina de la lotería.
No pudieron explicar por qué el envío de la mujer estuvo extraviado durante seis semanas entre sus paquetes recibidos, ni los errores en el servicio de rastreos del correo.
Se señala que Burgess logró finalmente recibir su premio, junto con algunos regalos de parte de Florida Lottery.