La diferencia pudo ser mayor para el Barcelona, incluso para goleada, pero no estuvo fino en el ataque. Después del gol de Lionel Messi (5′), el equipo blaugrana batalló y trabajó la victoria ante el Dinamo Kiev (2-1), buscando por todos lados resolver su falta de puntería. Lo intentó por aire, desde fuera del área, con jugadas colectivas y, sin embargo, no encontró la llave.
Tuvo que venir un centro de Ansu Fati, a la hora de partido (65′), para que el Barça encontrara un poco de tranquilidad con un cabezazo de Gerard Piqué. A partir del 2-0, el conjunto culé descargó la presión y manejó mejor el trámite del juego. Es cierto: no estuvo fino en la toma de decisiones frente al arco, pero no dejó de intentarlo.
El técnico Ronald Koeman detectó un bajón anímico y de velocidad, y realizó varios ajustes sobre la marcha. Antoine Griezmann falló una jugada increíble, Ansu Fati no fue el mismo que en otros partidos y, en el cierre de la noche, el Dinamo recortó distancias con un tanto de Viktor Tsygankov (75′). La tranquilidad, entonces, duró poco.
Al Barça lo sostuvieron los goles de Messi y de Piqué, así como las atajas del portero Marc ter Stegen, la figura de la noche. Consiguió su tercer triunfo en la Champions League, para ubicarse en el liderato del Grupo G con nueve puntos; pero sembró dudas sobre su estado de juego. El Dinamo, con todo y su espíritu de lucha, quedó ubicado en el tercer puesto con una sola unidad.