Mucha Inglaterra para muy poca España. Este puede ser el resumen de un partido en el que la Selección Inglesa fue muy superior a la Española durante más de la mitad del encuentro. Pese a que ‘la Roja’ reaccionó, lo hizo demasiado tarde, justo cuando Luis Enrique dio entrada en el partido a Paco Alcácer.
Comenzó buscando el dominio del esférico la Selección Española, ante un Benito Villamarín vestido de gala con la afición totalmente entregada. Tras varias jugadas con sello español, Inglaterra aprovechó su única ocasión peligrosa hasta el momento para abrir el marcador en el minuto 16.
Un golazo para quitarse el sombrero fabricado con una contra rapidísima de Inglaterra, que Harry Kane comenzó desde la banda, poniéndole el balón medido a Rashford. Sterling se desmarcó y superó en la carrera a Marcos Alonso, que se retrasó pidiendo un fuera de juego inexistente. El atacante del Manchester City no se lo pensó dos veces y se sacó de la manga un zapatazo imparable, que dejó clavado al guardameta del Manchester United David de Gea.
El esquema ofensivo de España no aparecía en el partido y la defensa comenzaba a acusar demasiados errores, dando lugar a innumerables ocasiones de los ingleses, mucho más rápidos que la zaga española.
Recital de Kane, Rashford y Sterling
Se jugaba ya la primera media hora de partido cuando la Selección Inglesa volvió a dar una lección magistral de buen fútbol a la contra para silenciar el Villamarín. De nuevo, Kane volvió a iniciar la jugada, controlando el goleador del Tottenham un pelotazo largo de Pickford. Con autoridad y determinación, bajó el esférico, se dio la vuelta y le dejó en bandeja un pase milimétrico a Rashford, que solo tuvo que empujarla, haciendo imposible la estirada de De Gea.
Una conexión de oro la de Kane y Rashford que volvió a dar sus frutos, volvió a sacar a la luz el desastre defensivo de la España de Luis Enrique en el templo bético. Aunque todavía quedaba el más doloroso, el tercero.
Que pasó, como no podía ser de otra forma, por las botas de Harry Kane, imperial, descomunal, controlando totalmente solo dentro del área española, poniéndole en bandeja un pase medido a Sterling, para que rematara a placer y pusiera el tercero en el luminoso verdiblanco, el segundo en su cuenta pesonal.
Desastre defensivo español
Una jugada con la que Inglaterra terminó de sacarle los colores a España en la zaga, dejando completamente solos a Kane y Sterling para que se recrearan en el gol, para que lo disfrutaran, en un descontrol absoluto de la última línea española. El capitán Sergio Ramos, de espalda, dejó solo a los dos ingleses. Marcos Alonso no tapó a nadie y David de Gea no pudo hacer más que ver el esférico entrar.
La primera mitad llegó a su fin entre los pitos de la afición española y los ‘olés’ de los ingleses. El ecuador del encuentro le sentó bien a ‘la Roja’, que pisó el césped bético al comienzo de la segunda parte mucho más lanzada al ataque.
Pero el antes y el después del encuentro llegó en el minuto 57, cuando Luis Enrique decidió mover el banquillo, dando entrada a Dani Ceballos y Paco Alcácer, sentando a Saúl e Iago Aspas.
Alcácer, un oasis en el desierto
Una entrada de Paco Alcácer que significó un rayo de luz en mitad de la tormenta española, demostrando por qué es necesaria su presencia en cada once titular español, dejando claro que todo lo que toca lo convierte en oro.
El jugador del Borussia Dortmund, que apenas llevaba un minuto sobre el terreno de juego, saltó más que nadie para rematar de cabeza en el primer palo un córner desde la derecha, enviando muy bien colocado el balón al palo contrario de la portería defendida por Pickford. Noveno gol del ex del Barça en 15 partidos con ‘la Roja’, una brutalidad.
La jugada polémica del duelo internacional llegó en el minuto 63, un posible penalti del guardameta inglés sobre Rodrigo que el colegiado no pitó, acción que calentó el encuentro y sirvió para que Sergio Ramos se llevara la cartulina amarilla, a punto de comerse al colegiado del encuentro, Marciniak. Rodrigo se fue de Pickford dentro del área y el meta inglés sujetó como pudo de la cintura al español. En mitad del tira y afloja, consiguió enviar el esférico a córner, dejando a España sin un gol prácticamente cantado.
Reacción de España… demasiado tarde
Desde el gol de Alcácer, el ataque español comenzó a despertar, dando paso a una oleada imparable de ocasiones que se marchaban, una a una, a milímetros de la madera defendida por Pickford. Le faltó puntería a España, un poco de fortuna tal vez, y le sobró toda la primera mitad.
Luis Enrique terminó de agotar los cambios en el 73′, dando entrada a Álvaro Morata en sustitución de Rodrigo. Gareth Southgate, por su parte, le concedió minutos a Walker, Alexander-Arnold y Chalobah.
Cuando los 90 minutos de partido, más los siete de añadidos, se consumían lentamente, apareció el que siempre aparece en el último suspiro del partido, el capitán Sergio Ramos. Un cabezazo del sevillano que se coló como un misil para poner el segundo tanto español dentro de la portería inglesa, el gol que tanto llevaba ansiando el conjunto de ‘Lucho’ durante los últimos minutos de partido.
Pero no hubo tiempo ni para celebrar, ya que el tanto de Ramos se mezcló con el silbato de Marciniak, que indicó el pitido final del partido, dejando a España sin poder cerrar una remontada demasiado cuesta arriba.
Una dura derrota de la internacional española, la primera en casa después de 38 partidos, que se traduce en una situación muy complicada para los hombres de Luis Enrique en la Final Four de la Liga de las Naciones de la UEFA. Pese a la derrota, todavía cuenta España con opciones de seguir viva en la competición, aunque todo dependerá de lo que hagan sus rivales y el resultado que consiga ante la Croacia de Luka Modric, el próximo 15 de noviembre, a la que los ingleses se enfrentarán tres días después.