El Ministerio de Relaciones Exteriores de China convocó este martes al máximo diplomático en funciones de EE.UU. en Pekín como protesta tras la imposición de nuevas sanciones por parte de Washington a 14 funcionarios del gigante asiático, contra las cuales también ha prometido tomar contramedidas «de represalia».
Según un comunicado publicado en el sitio web del ministerio, el viceministro de Exteriores, Zheng Zeguang, convocó al encargado de negocios de la embajada estadounidense en China, Fu Deen, para expresarle una «protesta solemne y fuerte condena».
«Las acciones antes mencionadas de EE.UU. violan seriamente las normas básicas de las relaciones internacionales, interfieren gravemente en los asuntos internos de China, socavan fuertemente las relaciones chino-estadounidenses y son arbitrariamente irracionales y de mala naturaleza», asevera el organismo en el comunicado.
Este lunes, el Gobierno de Donald Trump impuso sanciones financieras y restringió aún más el acceso a las visas del país a los 14 vicepresidentes de la Asamblea Popular Nacional de China por la adopción de la ley de seguridad nacional para Hong Kong.
«Las continuas agresiones de Pekín contra el proceso democrático de Hong Kong ha acabado con su Consejo Legislativo, convirtiéndolo en un grupo que aprueba todo automáticamente y libre de una oposición significativa», comentó al respecto el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, reiterando las acusaciones contra el país asiático por violar su acuerdo con Reino Unido que en 1997 devolvió a Hong Kong a la soberanía china.
El Departamento de Estado dijo que había aprobado una venta por 280.000 millones de dólares a Taiwán de equipos avanzados de comunicación militar. Poco antes, anunció que había impuesto sanciones a 14 miembros del Parlamento chino, en un aumento de las medidas punitivas de la administración Trump contra China, al irse agotando el tiempo que le resta en la presidencia.
En una declaración, el Departamento dijo que había aprobado la venta de equipos de comunicación para “ayudar a mejorar la seguridad de Taiwán y ayudar a mantener la estabilidad política, el balance militar y el progreso económico en la región” y para “contribuir con la meta de Taiwán de modernizar sus capacidades de comunicación militar en apoyo de su misión y necesidades operativas”.
La aprobación es solo la más reciente en una serie de pasos que la administración Trump ha tomado para reforzar las defensas de Taiwán en los últimos meses.